lunes, 28 de noviembre de 2011

Me levanto entre ruidos de de las hojas chocando entre sí. La noche ha comenzado a decidir que este lado del planeta le parece más apetecible. Mientras las nubes abandonan amablemente sus quehaceres cotidianos, van dejando un rabo de poesía difusa, poesía que se escribe entre el cielo y la tierra haciendo un lazo inacabable de musa en el horizonte. Mi voz se ha mantenido en reposo, mi mirada queda absorta entre la imagen monocromática de este verdadero oro a mi alrededor. Mis odios permanecen abstraídos en la musicalidad de esta naturaleza que ya no para de llenarme. Se repiten versos de ese auténtico tesoro en mis adentros y mi cuerpo permanece quieto. En el vaivén leve de las ramas que se mecen con un soplo helado, se oye un zumbido pequeño, un reclamo expresado en susurros pasajeros. Y aunque estoy quieto, siento que adentro llevo conmigo un retumbe de ritmos que nacen más fuertes, me hacen más lleno. Oigo una voz que me habla tan cerca que arropa mi cuerpo. Oigo una voz, oigo mi voz, escucho el silencio.

¿Que es lo que me quiero decir? Despues de todo estos antojos son una invitación gratuita a ponerme atención.


Escucha bien Sebastián, somos mil seres con auras de colores pintando nuestra existencia en el mundo en que vivimos. Incluso a veces dejamos que algún trazo traspase las barreras que encierran nuestro ser.

BARRERAS, COMO LAS ODIO!!

De pronto, se escurre por tus venas la esencia verdadera de eso que llevas dentro, y cae, se escapa de tu cuerpo y llega a las entrañas de mí en lo más profundo. Y río, como si algún mensaje que siempre hubiese necesitado me llegara de plantón frente al rostro como un regalo del viento. ¿Tu viento? Ese pues... El que impulsó una marea de gran inspiración, me acaricia el alma y resucita mi tiempo. El tiempo, que se estaba durmiendo y tú has despertado con todas las palabras que ahogaron la tristeza. Tristeza???? No es que no la sienta, sino que la convierto en líneas curvas y rectas que forman lo que digo y expresan lo que anhelo. ¿Qué anhelo? Anhelo que tu viaje siga contagiando los colores que va emanando el aura de todo mi cuerpo. Así mi viaje sigue, nunca se detiene y al fin podemos teñir con cada trazo algún otro color que provoque un nuevo escrito.

Y todo se repite como un eterno ciclo que va uniendo las almas en una sola obra...





Porque es un verdadero don el dejarse llevar. Eso es lo que quería decirme.