domingo, 21 de noviembre de 2010

La Eterna Inspiración


Somos mil seres con auras de colores pintando nuestra existencia en el mundo en que vivimos. Incluso a veces dejamos que algún trazo traspase las barreras que encierran nuestro ser. Y pronto, se escurre por tus venas la esencia verdadera de eso que llevas dentro, y cae, se escapa de tu cuerpo y llega a mis entrañas en lo más profundo. Y rio lágrimas, como si algún mensaje que siempre hubiese necesitado me llegara justo al frente en una botella transparente que me regala el viento. Tu viento, el de todos, que impulsa una marea de gran inspiración, me acaricia el alma y resucita mi tiempo. El tiempo, que se estaba durmiendo y tú has despertado con todas las palabras que ahogaron la tristeza. Tristeza... Y no es que no la sienta, sino que la convierto en líneas curvas y rectas que forman lo que digo y expresan lo que anhelo.

¿Qué anhelo?

Anhelo que tu viaje siga contagiando los colores que va emanando el aura de todo mi cuerpo. Así mi viaje sigue, nunca se detiene y al fin podemos todos teñir con cada trazo algún otro color - en alguna otra alma - de algún otro náufrago - que provoque un nuevo escrito. Y todo se repite como un eterno ciclo que va uniendo las almas en una sola obra. Porque no estamos solos, y aunque no estás conmigo, te tengo aquí muy cerca, como siempre he sabido; trazando con tu aura el inacabable ciclo de la eterna inspiración.





Al 21 de noviembre del 2010... Aún no tengo la respuesta. Pronto se cumple un año.


Discúlpame Sebastián, aún no puedo perdonarte.

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