domingo, 21 de marzo de 2010

Lluvia

Aquel era un día lluvioso. Yo estaba sentado bajo el paradero en el que muchas veces observaba a la luna ganar la batalla contra los rayos del sol. Pero ese día era diferente; no había sol ni luna, solo lluvia. Nubes, algodones empapados en petróleo. La gente pasaba evitando el agua. Los niños pasaban evitando la mano de los adultos que intentaban hacerlos evitar el agua. Los autos cortaban despacio aquella cortina de líquido del cielo. Y todo iba lento por culpa de los charcos de agua. Pues no se si sabes, pero el tiempo siempre se ve borroso cuando se mira su reflejo en jugo de altura. "Las bicicletas son el medio perfecto para atravesar un aguacero". Al menos eso es lo que siempre me contaba el Grego, que llegaba con una línea de barro tatuada en su espalda cada vez que el cielo decidía enviarnos transparentes recuerdos de cantitos de frío, y él decidía atravesarlos con su "cleta". La Mary alzaba sus manos para atrapar las gotas. Decía que "no hay regalo mas perfecto que pedazos de sed saciada". Nunca estuve más de acuerdo. Yo cantaba, no porque ame cantar, sino porque amo las canciones bajo los aguaceros ya que: "no solo las ballenas pueden hacer musiquita bajo el agua" jajajajajajaja. Cada cual tiene su propio ritual en la lluvia. Algunos bailan, ríen, cantan, piensan, recuerdan...

La próxima danzaré con una máscara puesta... Tal vez así se cumplan mis deseos.



Te extraño Evelyn.