domingo, 11 de marzo de 2007

Imaginense


Muchas veces intenté encontrar las claves que me llevaran a comprender las reglas del juego. Los observaba, registraba en mi cuaderno los movimientos (un reojo, una sonrisa, un camuflaje), qué traía Ella y dónde lo llevaba (risas en el tobillo, imágenes de una película favorita en las vértebras), cómo reaccionaba Él, en fin, una serie de características que al parecer nunca fueron suficientes para encontrar las instrucciones básicas de un juego como ése.

Lo preocupante es que de un tiempo a esta parte no quiero volver a jugar. Hace más de 3 días que no llego a la casa con los colores en la mano o los gritos en el pantalon. En el hospital me dijeron que tenía desamoroidea y mi familia quiere que vea a un especialista, pero en el fondo sé que la única especialista eres tú. A veces vengo pero no traigo nada, o peor, traigo el pasado pero mi corazon en otra parte. Imagínense. Es por eso que le escribo, a ver si me da alguna pista. Sé que no soy Ella, que por mucho que quiera cambiar lo que sucedió jamás podrá regresar... y tambien sé que jamas construira lo que nosotros queremos. No dejaré de llorar ni volveré a jugar si no encuentro el manual de instrucciones que Ella nunca me entregó esa vez que descubri la puerta que dio inicio al juego. Yo intenté por todos los medios vislumbrar las huellas, los pasos en ellas, pero ya sabe. Sólo en caso de emergencia escribiría algo así, y ya ven: el juego llenándose de carteles que anuncian la recta final y las partículas de aire acumulándose en la bodega.

Te lo pido, por el bien de ambos, ayudamé.